No es verdad que los padres aman a sus hijos por igual. Siempre hay un preferido, un mimado, alguien que recibe un poco más de amor y también un poco más de chocolate. Lo mismo pasa en los equipos de fútbol. Pero el entrenador Sebastián Beccacece se pasa de la raya y sigue convocando a Kendry Páez a la Tricolor.

Esto es el colmo. La meritocracia no existe en la Selección Nacional. No para todos, al menos. Kendry Páez es llamado para las eliminatorias pese a que fracasó en el Sudamericano y a que no ha jugado durante su reciente city tour en Londres.

El mensaje, podría pensarse con algo de ingeniudad, es que Beccacece considera a Kendry como parte del proceso eliminatorio. Lo llama pese a este prolongado bajón porque desea que siga sintiéndose parte del proyecto, integrado y arropado. 

Pero todo indica que hay un plan más grande detrás. Como Páez falló en su meta de brillar en el Sudamericano, ahora se le arroja un nuevo salvavidas en las eliminatorias. Los rivales son Venezuela y Chile, que en los papeles deben ser derrotados. O sea, se trata de selecciones aparentemente ganables, en especial los llaneros, que jugarán con bajas en el Atahualpa.

Es una oportunidad perfecta -otra más- para que Kendry se luzca, o al menos forme parte de la clasificación al Mundial 2026. Porque es muy posible que, si los planes resultan, Ecuador confirme su boleto al torneo ecuménico en esta oportunidad. Así, Kendry se habrá ganado su cromo en el álbum de Panini.

Claro, también puede ocurrir que, por este exceso de confianza, todo se arruine. Pero, en el fondo, no importa mucho. El pasaje al Mundial se concretará con el tiempo. Y el mensaje ya está consolidado para la sociedad ecuatoriana: Si confía en ti como Beccacece confía en Kendry, ¡ahí es!